
Los años vuelven más lindas a las personas, pasado un tiempo podemos amigarnos con nuestro pelo y cuerpo, los dientes dejan de torcerse y la moda deja de importarnos lo suficientemente como para no ponernos un chupín fucsia a pesar de que nos digan que volvió el flúor.
Si sacamos una foto de hace 15 años atrás, entendiendo que la que escribe tiene 30, habrá seguramente imágenes que nos causen un poco de vergüenza (el corte de pelo), un poco de risa (un ex novio) y otro de angustia (el cuerpo delgado y sin celulitis).
Pero a pesar de los crímenes cometidos en la adolescencia, considero que lo que para algunos es una etapa de movilización, de crecimiento y de dolor, para otros se convierte simplemente en una alegría, que quizás más adelante no puedan sostener.
En la adolescencia es más fácil todo si tenés un grupo de amigos, un cuerpo dentro de todo armónico y unos padres coherentes. Cosa que jamás pero jamás pasa.
Tus padres se empeñan se olvidarse que también fueron adolescentes, se vuelven estrictos, miedosos, dubitativos, cambiantes e incluso agresivos.
Con la misma dinámica que cambia tu cuerpo, casi siempre de forma poco agradable y diamentralmente opuesto a lo que uno quisiera, cambian tus amigos y novios.
Es increíble que llegada la madurez, con las cosas más claras y la autoestima más arriba, al menos una vez al mes me pare frente al espejo y cual si fuera aquella mujer flacucha y con aparatos, con una desesperación similar a la de un naufragio, exclame, como hace 15 años atrás:
¿Qué me pongo?!
Imagen. v. Vitar (fragmento)
sólo para curiosos!!! va esta dedicatoria!