La Loca de las compras no concibe una semana sin hacer uso de su billetera y comprar algún objeto preciado permanece como invalorable y ultra necesario exactamente lo que dura una banana en la mano de un mono hambreado de zoológico de pueblo.
No llega a estrenar la cantidad de cosas que compra, tiene aproximadamente 45 jeans, los cuales cataloga de forma extraña: claritos, oscuros, para salir, para trabajar, con brillos, chupines, elefantes, sueltos, ajustados, etc. Cuestión que casualmente siempre la ves con el mismo pantalón y cuando le preguntas el por qué, te responde con extraña naturalidad “uso este porque no me hace gorda”.
Loca, realmente loca, se siente frustrada si entra y sale de un local sin siquiera malgastar su dinero en una remerita “básica”.
La época de liquidaciones es igualable a un orgasmo, suma bolsas y objetos “para la próxima temporada” que jamás usará, porque no podría ponerse una camisa de color bordó si el la nueva collecion los colores son violeta y gris.
Loca, realmente loca, ahorra en cuestiones elementales, deja de pagar el plan complementario de la obra social (total nuca enfermo), abandona su posgrado (total era muy difícil) o no sale de vacaciones (total no estaba tan cansada) y al mismo tiempo puede gastar un sueldo completo en un pilotín, viviendo en una zona que jamás llueve.
La conducta que más me molesta de la Loca por las Compras, es que cada vez que te encuentra saca una radiografía de tu vestimenta esde la cabeza a los pies, y vos incómoda, paranoica le preguntás (mientras traás de arreglarte el pelo y comodarte la camisa):
¿Qué mirás, qué tengo?,
Ella con una sonrisita sádica te dice:
“Nada”.
imagen: V. Vitar.