jueves, 27 de noviembre de 2008

Viejo Truco



Si hoy voy a ver magia y el mago me sale con el truco del conejo en la galera, directamente me retiro del espectáculo por exceso de embole. Si la vida me castiga con un show de magia quiero ver cosas nuevas, quiero que me adivinen el pensamiento, que leviten o que mínimamente hagan desaparecer un avión.








Pero en la vida hay trucos que se repiten hasta el cansancio y, que siguen siendo efectivos a pesar de lo gastados y poco pensados.





Es sorprendente cómo somos espectadores o actores de situaciones trilladas, básicas sin que podamos hacer muy mucho para evitarlo.





El truco que mas he usado en mi vida es el TRUCO CELO,.





Es increíble que a la fecha siga funcionando, pero es 100% efectivo.





Se trata de mostrarte feliz y sonriente (aunque estés hecha pelota), en público con algún chico. esto genera que al cabo de unos minutos tu chico estallado en ira, vuelve a mirar en vos.





A pesar de que él mismo sepa que lo estás haciendo de gusto, a pesar de que todos sus amigos le perjuren que el tipo que sale con vos es tu amigo gay pantalla, el tipo cae rendido en busca de explicaciones como un gatito en celo o simplemente generando un llamado casual.



Ejemplos de Personas que cayeron en la red de celos y que por más que lo nieguen se desfiguran atrapados por el odio "de pensar que otro a su lado ponto pronto le hablará de amor":


"Estabas muy divertida ayer, no? (...) Por nada, sólo que te vi riéndote mucho (...) el chico? que chico?, estabas con un chico?, no te vi"




"Como estas, tanto tiempo (...) Si. hace mil que no te llamo (...) no, justo dio. "





"Me acordé de vos y te llame para devolverte los DVDs(...) No por nada en especial, pensé que los querías, (...) Si, justo ahora por?"





Es tan viejo el truco pero tan efectivo que debo confesar que he caído rendida más de una vez.





Un truco malo, para una TucuMALA, sólo lo acepto si soy yo la que saca el conejo de la galera...


Imagen: Foto V. Vitar

domingo, 23 de noviembre de 2008

Chicas Camufladas





Me la banco a la amiga que desaparece luego de encontrar su media naranja, me la banco a la que empieza a cocinar tortas y tartas para su amado, me la banco si decide usas polleras porque a su novio se le ocurrió que tiene lindas piernas.

Pero si hay algo que no soporto en la vida son las Chicas Camufladas.

Nuevamente me pongo en contra de mi gremio, pero este fenómeno no se da exclusivamente en las mujeres, no conozco el caso en que un hombre empiece a escuchar Alejandro Sanz sólo porque a su amada le gusta, podrá acompañarla a un recital pero mantendrá una cara de poker durante toda la noche y jamás tarareará las letras (aunque las sepa).

La Camuflada en cambio, se olvida de gustos y elecciones pasadas y adopta como Talibana los de su amado.

Cuando sale con el Profe de gimnasia te la podés encontrar vestida de joging y zapatillas corriendo por el parque, cuando conoce a un miembro de un grupo folclórico se te aparece con una guitarra y vestida de incaica, organizando un viaje a Tilcara. Si conoce a un ingeniero cambia su atuendo y se recata, cuando conoce al chef aumenta 5 kilos y si de pronto se pelea y conoce un vegano, deja de comer carnes sin drama.

¡Agarrate si conoce un cordobés!, a la semana cambia la tonada y se olvida de su acento de provincia, comienza tomar fernet a lo loco y abandona la cerveza cotidiana.

La Camuflada ha cambiado tantos trajes a lo largo de la vida que ni siquiera uno le podría recriminar que vuelva a su estado original.

Cuando no está en pareja anda hecha una piltrafa o adopta el look “busco novio”, pollerita, escote y tintura, ansiosa por sacarse ese disfraz y conseguir uno acorde a su chico.

Si leyó un libro es porque tuvo un novio lector, si jugó a algún deporte es porque tuvo un deportista en su cama y si opina de política es por que su actual pareja es concejal.

Además tiene la virtud de no dejar rastros de sus camuflajes anteriores, nada en ella hace pensar que hacía unos meses atrás esta chica al frente tuyo hoy vestida con chupines y camisas largas, ayer usaba pantalones anchos y zapatillas.

A mi, sinceramente no me joden en nada, pero el sometimiento extremo a la personalidad del otro me irrita y me saca.

No las banco.

Tengo ganas de gritarle “buscate un vida”.

Pero no, me quedo así, calladita, tranquila, en el fondo creo que ya cargan con su propia mochila (de disfraces obvio).





Imágen: V. Vitar

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Negadores



Todos tenemos en nuestro circulo de afectos personas que NIEGAN la realidad constantemente.


Nunca les pasa nada.


Sus Navidades son en familia y a la luz de la vela, jamás te cuentan un problema de organizacion de familiares ni de platos a llevar. En sus casa no existe el Tío papelonero que indefectiblemente se pone en pedo a las doce y propone el brindis fuera de tiempo.


Sus vacaciones son soñadas, si les toca 10 días de lluvia te dicen que "mejor" así aprovecharon para caminar y hacer compras. No existe el embole de verse las caras todos los días en el mismo departamento alquilado y con goteras.


Sus casamientos son un encanto, reciben exactamente los regalos que querían, la torta les sale barbara y todos su conocidos y amigos asisten al evento. Nunca relatan un episodio frustrante o desmotivador como ser las peleas entre consuegras, los arreglos florales que no llegan o el peinador que se dio a la fuga luego del adelanto.


No opinan sobre ningún hecho de forma radical, jamas se definen sobre la legalizacion de las drogas, el aborto o la imputabilidad a los menores. De tal forma que evitan entrar en conflictos con sus pares o superiores, así niegan hasta su propia opinión, gente tibia.

No tienen familiares con problemas, sus hijos son todos maravillosos, no se quejan del desvelo, jamás hacen dieta o realizan tratamiento de belleza a pesar de aparecer un día con el cutis sin granos y sin mas pelos. No e qujan del país ni de nada. Para ellos la realidad no existe, tiene el mejor tranajo, el mejor jefe, el mejor sueldo y el mejor marido.


Siempre me parecieron detestables este tipo de seres, me dan gans de sacarle s la careta y dejarlos al descubierto.


Pero este año, frente a la crisis del país me convertiré en un NEGADORA:


Con 30 años (casi) no puedo cambiar mi shampoo a un Sedal, ni mi bronceador por el Rayito de Sol. He pasado suficientes años en este planeta como para dejar mis lujitos de burguesa reciente y volver al aceite mezcla porque el oliva se fue por las nubes.


No!


El próximo año, si hay miseria... Que no se note!
Imágen: sol le witt

lunes, 17 de noviembre de 2008

ABURGUESADOS



Evidencias:



Si dejaste de consumir aceite de maiz y te pasaste al de oliva.



Si dejaste la clásica lechuga repollada para preferir colchón de "hojas verdes".



Si dejaste de compar frutillas para pedir, "frutos del bosque".



Si los brotes de soja, alfalfa o remolacha se meten en tu ensaladera al menos tres eveces por semana.



Si abandonaste el café de la mañana para consumir te verde en hebras.



La conclusión es que evidentemente, estás aburguesado.



El aburguesamiento se nota en la heladera y en la alacena.





Anidar productos novedosos, enriquecidos o modificados, con extra calcio, extra hierro o extra fibras es una evidencia suficiente del cambio.





Se nota además en el del baño, cuando los jabones empiezan a despedir fragancias exóticas y coloridas de diversas formas y texturas.

Dificilmente un aburguesado vuelva a la simpleza cotidiana , del porrón y las pizzas, salvo por una de rúcula y queso de cabra. Mucho menos aún, cuando en la heladera el imán de delivery de sushi cobra protagonismo.



El aburguesamiento es proceso lento pero seguro, a los 20 empezas a preferir pan negro en lugar de lactal blanco, a los 25 sólo te clavás una Big Mc sólo cuando estas de vacaciones, y a los 30 te encontrás discutiendo con el carnicero porque no te trajo cordero patagónico para la cena que estás organizando!



He llegado a encontrarme en el medio de una sesión de pedicuria y esmaltado a la francesa, con mujeres que antes me las cruzaba en un camping de Tilcara en las vacaciones o que en otra época, lejana, se sentaban en un bar de lata para comer una milanga!



¿Y cuanto de aburguesada estoy?, aún no lo se. Pero si comienzo a decir colorado en lugar de rojo, por favor, están autorizados a asesinarme, o al menos a tirarme de las crenchas por exceso de boludez.

Imagen: V. Vitar

///CRENCHAS = Pelos///



miércoles, 12 de noviembre de 2008

Mujer al volante



Desde que saque el carnet de manejo, sufro malos tratos de conductores por el sólo hecho de ser mujer, y eso me parece injusto. La primer discriminación la sufrí de mi madre el mismísimo día que fui a sacar el carnet:


Sr. de Test drive: Voy a tener que hacerte una prueba, ¿esa es tu mama?


Yo (nerviosa): Si, es ella.


Sr. Test drive: Señora, su hija necesita pasar la prueba de manejo, ¿quiere acompañarnos?


Madre: ¿Manejará ella?


Sr. Test Drive: Obvio señora, es la prueba.


Mamá: Ah, no! si maneja ella no me subo! Vayan Uds. nomas.


Y así salí nerviosa a demostrarle al mundo a mi madre y a todos os hombres del universo que Si podía manejar. No se cómo fue que me dieron el carnet ese día, fue mi peor manejada lejos.


Pasaron los años y me convertí en una experta en puteadas al volante, la ciudad me estresa muchísimo, cada manejada es un sufrimiento, odio las motos que se te pasan como moscas, las bicis con acoplado, los taxis y colectiveros que se creen dueño de cualquier senda. No soporto el peatón de media cuadra, la salidas de los colegios y el corte de calles inesperado.


Aun así, me siento una gacela, "esquivando charcos", manejando en la ciudad.


Nunca en la ruta.


Me da miedo salir a la ruta y mucho menos subir la montaña, toda mi experiencia vale nada y es tal el pánico que me agarra que refiero quedarme en mi ciudad como The Truman Show antes que salir por mis propios medios. Quizás la contención de la ciudad con sus construcciones a los costados me haga sentir mas segura, ni idea.


Pero, ¿que hombre aceptaría una limitación así?


He ahi la vital diferencia entre una mujer y un hombre al volante, la mujer sabe cuando poner el freno, en cambio el hombre, ante la duda, pisa el acelerador.




Foto: instalacion. V. Vitar-

viernes, 7 de noviembre de 2008

CEROTES



Todos recordamos a aquellos compañeros o alumnos carentes de brillantez, me refiero a los alumnos Cerotes, aquellos que están en la Facultad por deporte nacional, los que jamás supieron cómo y para qué hacer un apunte, ni siquiera leerlo.

El Alumno Cerote tiene una pésima letra, es desprolijo, y entrega la hoja con bigotes a los costados, por que las arranca del cuaderno apurado sin seguir el troquelado. Siempre pide hojas, calculadora y lapicera, porque jamás trae consigo elementos de estudio.

Presenta un examen escrito con Bic verde, y si tiene que presentar un Paper lo hace en azul, porque siempre se le acaba la tinta negra a la impresora a mitad de camino. Los tachones son moneda corriente por que no usa Liquied Paper ni por casualidad.

He podido reconocer cuatro tipos de Cerotes a lo largo de mi carrera y más aun como docente:

Cerote Vago
Puede pero no quiere.

Pudiendo obtener otra calificación se contenta con un aprobado. Estudia sólo la suficiente, quizás sepa más sobre el tema, pero le da vagancia escribir un poco más o explicarse mejor si rinde un oral.

Si tiene que hacer un trabajo en grupo, va a las reuniones pero se dedica a otras charlas, cuestión que el trabajo se termina haciendo en media hora y malhecho.

El Cerote Vago quizás termina la carrera, o lo más probable es que la deje en la mitad del camino, simplemente distraído con otra cosa en el camino.

Cerote Bruto
No puede, sabe que no puede y no trata de poder.

Es el que se sienta frente a los libros y no sabe ni cómo agarrarlos. Esta ahí casualidad, ni el mismo entendió cómo hizo para inscribirse en la Facultad, cómo lleno los formularios y por qué eligió esa carrera y no otra.

De más decir, luego de 4 o 5 años abandona y se dedica a otra cosa.

Cerote Esmero
Trata, pero no puede.

Ha rendido mil veces la misma materia sin aprobarla, religiosamente va a los profesores particulares, compra lo apuntes en la fotocopiadora y ahí mismo los hace anillar, incluso compra libros y materiales para cuando se reciba.

El Cerote Esmero logra y en contra de cualquier pronóstico recibirse, obviamente pasados los 35 años. Se convierte en un referente de la Facultad, la mayoría de las materias que aprueba se debe a que los profesores no tienen ganas de tenerlo otro año mas calentando asientos en sus comisiones.

Cerote Genio
No puede, pero cree que puede.

Aquel que supone que es un ser superior y que cada goma de su carrera se debe a la inexperiencia o incomprensión del profesor. Desde el primer año de la carrera se cree profesional por lo que opina de los temas con gran dicción.

Jamás logra recibirse pero termina trabajando en el área y cuando puede se hace llamar licenciado o doctor, ya que considera que no tener titulo no es su culpa sino del medio que no lo supo acompañar.


El Cerote que aborrezco es este ultimo, la vida te castiga y en algún momento te toca trabajar con estos pseudos profesionales que cual Giselle Rimolos osan en opinar de temas y tratan titularse como “coordinadores, supervisores o encargados”, para salir corriendo hacerse un sello, con su nombre y puesto.

Yo en cambio los espero calladita y en la primera de cambio:

¡Los mando a marzo directo!
Imagen: Collage V. Vitar

lunes, 3 de noviembre de 2008

Tengo Hambre





La frase que mas escucha últimamente, y eso por qué, simplemente llego el verano, el calor, te obliga a sacarte la polera y mostrar el cuerpito.

Las góndolas de los súper se visten de verde. La cara de Cormillot se te aparece como una alucinación psicótica, en cualqueir producto, incluso en los huevos.

Los gimnasios no dan abasto, no hay bicis, cintas ni aparatos. Los hombres copan el sector pesas y se apoderan del espacio como si hubiesen nacido ahí y marcan su territorio como gatitos en celo.

Aparecen las Gorditas Luchadoras de siempre, aquellas que ahorran todo el año (dinero nunca calorías) y peregrinan por cualquier tratamiento milagroso. Si compartís la mesa con ella, lucha para no pedir una coca, así que opta por la Zero, pero a la hora de elegir se entristece al pedir una tarta de verdura en lugar de una milanesa con fritas y por la ansiedad de la espera se baja todo el pan de la panera.

Después tenés la Insatisfecha Mentirosa, esa que nunca te dice que esta mal con su cuerpo, nuca reconoce que hace dieta, jamás te dirá que se hizo un tratamiento y si milagrosamente logra bajar peso y se lo hacés notar te dice ¿te parece?, yo me veo igual!.

La Flaca Encubierta, sabe que puede recuperar nuevamente todos esos kilos perdidos hace tiempo. Nadie se acuerda que una vez tuvo que ponerse los pantalones de su hermano por no conseguir jeans de tu talle. Cada día es una lucha contra la balanza, solo toma agua mineral, jamás bebe alcohol, nunca grasas. Cuando recibe la carta va directo a las ensaladas, y evita leer el resto del menú.

A la Flaca Encubierta no le gustan las amigas gordas, las incentiva a hacer dieta y cuidarse, como si pensara que lo kilos del resto podrían ser contagiosos.

La antítesis de cualquiera de estos grupos es la Flaca Escopeta, nació, es y morirá Flaca. Nuca tuvo exceso de peso, la viste comer a cuatro manos en varias oportunidades pero ella se mantiene así, Flaca. Si de casualidad se embarazó, tiene una recuperación a lo Pampita. No conoce el gimnasio, no sabe qué son los productos dietéticas y con una gran ingenuidad, fomenta al resto del equipo a probar de su pizza, con lo cual es odiada por el resto de sus amigas.

Por ultimo están las Sanas Sanas, aquellas que en lugar de fijarse sólo en las calorías de las comidas, piensan en proteínas, elijen todos los productos que sean enriquecidos con hierro, vitaminas y calcio. Jamás toma un medicamento por que si, el fanática lo del los tés. No te pisa un gimnasio ni por casualidad, su vida se desarrolla al aire libre, corre y hace actividades tipo Tai Chi. Es amiga de la soja y tiene un romance con la lechuga.

Como quiera que sea Tus Merecidas Vacaciones en el mar, se convierten en una tortura al imaginarte en bikini y sin pareo!





Imagen: V. Vitar