martes, 7 de diciembre de 2010

melocotón con fresas y mentol

Así es, voy a ponerle color, aromas y sabores a lo que reste del 2010.

Año puto.

Año malo.

Año sano.

¿Qué necesidad había de dejarme con las valijas armadas y las llaves en la otra?

Me quedé sin plata y fui pobre.

Recordé que también podía llorar y que la depresión no esta en los libros ni del lado del frente de mi escritorio, hundida en divanes. Me traspasaba a mi misma y remataba con un ataque de pánico que también de libro, me asfixiaba.

Año salvaje.

Año chantaje.

Año con viajes.

Saque pasajes a no se dónde, porque cuando pude respirar por mi misma quise ver otros paisajes y luego volví a buscarlos, porque ya me habían gustado.

Año amigable.

Año bailable.

Año filmable.

Volvieron los sueños y las expresiones. Un cuerpo que se movía y que no pedía permiso me acompañaba, el pelo que crecía a destiempo con las uñas siempre coquetamente pintadas escondían las consecuencias de noches de cutículas masticadas.

Año de presumidas.

Año de alegrías.

Año de releídas.

2010,
fuiste honesto conmigo, la brutalidad de la verdad y la alegría de saberlo era el regalo que no pude reconocerlo, aun.

Año psicoanalizado.

Año con reiki, con daimoku.

Año armonizado.

2010,
te mereces un poco de disfraz, dejá, yo te visto con las mejores ropas, te pinto con gibré, mientras te plancho las ondas y depilo el cavado. Te pongo colores y sabores nuevos, te aromatizo con canela, limón o mentol.

2010,
no te vayas tan pronto, apurado como siempre, ¿no te quedás ni a cebar unos mates ahora que las tardes son frescas?, al menos observame un poquito, sí, soy yo, un poco cambiada es cierto, dejame al menos, antes que te vayas, decirte ¡GRACIAS!




(flor de loto, para todos)