Falsificadores del Orden

De todas las variantes posibles, podría dividir a las personas en tres grupos.

En el primer grupo pondría a aquellas personas que hacen del orden su existencia de vida, planifican, acomodan controlan todo cuanto esta a su alcance. Cuando cocinan, lo hacen al lado de un reloj, para medir exactamente el tiempo de hervor que indica el paquete de fideos, saben d{onde se encuentran las llaves en la cartera a pesar de que sea enorme y llena de compratimentos, encuentran un par de antejos el DNI o una pinza de cejas en el mismo tiempo y con la misma seguridad.

No dudan.

No buscan.

Se dirigen automáticamente hacia el lugar indicado y obtienen lo que necesitan.

En el segundo grupo estarían sus opuestos, seres enquilombizados por excelencia, cualquier cosa por fuera de su rango de la visión pasa a ser un objeto inalcanzable.

Pueden buscar una havaiana todo el día a pesar de haberlas usado toda la semana, o cambiar de bebida en una noche romántica debido a la carencia de sacacorchos, quedado el tinto sobre la mesa y abriendo una cerveza con la parte de atrás de una cuchara.

Buscan, sus vidas se desarrollan en buscar las cosas mas cotidianas del mundo, por lo que a la par de esta frenética búsqueda, aparece como estilo de vida la resignación de la perdida y la alegría del encuentro cuando, sin proponerselos y en el momento menos indicado aparecen.

Y en el tercer grupo estamos los que caretamos ser del primero pero definitivamente: No nos sale.

Somos los Falsificadores del Orden.

Queremos dejar las cosas preparadas de antemano, peor no nos sale.

Etiquetamos botes, compramos frasquitos y carpetas multicolores, fibrones indelebles para rotular cosas y nombrarlas de tal modo que quede todo visible y de facil acceso, pero:

Terminamos con 4 carpetas para la misma finalidad, tenemos un lugar donde dejar las boletas pagas pero nos olvidamos de adjuntarlas. Quedan los frascos vacíos como cadaveres de cementerios viejos, acumulados en la alacena, rótulos mal puestos o multiplicados, porque podemos llegar a olvidar la existencia de un lugar determinado para tal finalidad.

Lo peor de nosotros, los disfrazados del primer grupo, es que, bajo eso orden aparente, bajo esa casa pulcra y de buenos aspectos, coexisten alimañas que ni nosotros mismos reconocemos.

De ultima, los 100% caóticos, los 100% quilombo, los 100% viven en paz, resiganaods a su caos circular.

Nosotrs no.

Dudamos, maldecimos, buscamos, echamos la culpa a enanos malditos habitantes de nuestra morada o cualquier otra cosa que se nos ocurra con tal de no reconocer que a pesar de todos los intentos, de todos los recaudos, de haber colgado un hermoso llavero en la pared al lado de la puerta de entrada, la llave jamás de los jamases esta colgada en su lugar cuando necesitamos salir apresuradamente de nuestro piso.

Yo envidio a los segundos, caminantes despreocupados de la vida, admiro a los primeros caminantes seguros de la vida, porque de los tres grupos, definitivamente el mas sufrido, es el tercero.

Imagen: Daniel Ivan Cabot "dos bocas"